(Artículo publicado en Revista Topía Nro. 74 - Agosto 2015)
Mannoni: YA LO SÉ, PERO
AÚN ASÍ
En su artículo “Ya lo
sé, pero aún así” (comunicación presentada a la Sociedad Francesa de
Psicoanálisis en noviembre de 1963 y publicada en Le Temps Moderns , enero de 1964) , el psicoanalista francés Octave
Mannoni desarrolla ciertas problemáticas que muchas veces surgen en la clínica
como obstáculo (por momentos, hasta epistemológico,
a decir de Gastón Bachelard): las creencias.
Son pocos los
párrafos desarrollados desde el comienzo del artículo para que Mannoni ya
introduzca a modo de referencia teórica e histórica un texto clave –pero
lamentablemente muchas veces olvidado- de Sigmund Freud: Fetichismo, publicado en
1927, momento de inflexión en la obra freudiana. En el texto, Freud analiza el
problema de la creencia tomando como vértice la categoría de Verleugnung,
cuya traducción más común al español es renegación,
mecanismo psíquico que provoca el repudio y a la vez la desmentida del niño al
percatarse –casi siempre accidentalmente en sus “series complementarias”- que
la niña no posee pene, dato de la realidad que por ley transitiva conlleva a asumir
la castración de la Madre, nada más parecido al horror mismo en la subjetividad
del niño mientras comienza a navegar por los mares turbulentos del Edipo y la
Castración.
La Verleugnung
permite al niño conservar, y a la vez abandonar la creencia (que la madre “lo
tiene”), permaneciendo “dividido” (o para ser más freudianos, escindido) frente a ella. Siguiendo a
Freud, la Verleugnung del falo materno es la primera parada en la
traumática constitución subjetiva de la sexualidad infantil como “bandera de
guerra” a esa traumática y repudiada realidad: “al final, entonces, Mamá no lo tiene” y, a su vez, la usina de
todas las creencias que consiguen sortear dicha desmentida de la experiencia.
Desde el lenguaje, como frase de cabecera en el artículo de marras, Mannoni
propondrá el “ya lo sé, pero aún así…”
De los hopis a Milani
Gran parte del
artículo de Mannoni se referencia en narraciones antropológicas sobre las
creencias. Para el caso, el analista francés toma un texto que describe la
experiencia de los Hopis, una
civilización amerindia cuyo uno de sus rituales consistía en el uso de máscaras
(katcinas) por parte de los adultos
de la civilización en períodos determinados del año, con el fin de engañar a
los niños de la civilización por medio del terror, simulando el deseo de
comerlos. Los pequeños, atemorizados, terminan siendo salvados por sus madres,
que entregan a los katcina pedazos de
carne, concluyendo el ritual en una provisión de distintos alimentos por parte
de los propios katcina.
Mannoni describe la
decepción de un hopi al momento de
–accidentalmente- descubrir cierta vez el embuste de las máscaras. “Por la
noche no pude comer, y cuando los katcina
distribuyeron los regalos, me negué a aceptar el piki (albóndigas de maíz rojizas en lugar de amarillas, teñidas por
las madres). Sin embargo, el piki que
me daban no era rojo, era amarillo. Eso me hizo feliz”.
En un mismo acto, el frustrado narrador conserva su apesadumbrado “mamá me engañó” con la creencia de “mamá me salvó”. El ritual implica como
revelación, llegada la prepubertad del niño, una ceremonia donde los adultos se
muestran ya sin las máscaras mientras bailan la danza katcina, lo cual provoca la conmoción fantasmática de reconocer al
propio padre entre los embusteros portadores de máscaras (y la complicidad de
la madre ya no tan “salvadora”). Así, Mannoni va a asegurar que “…no
hay creencia inconsciente; la creencia supone el soporte del otro…” Vaya si
no fue tan claramente analizado por el mismo Freud en La Novela Familiar del Neurótico (1909) y a su vez comprobado por
quienes tenemos la dicha de practicar la clínica analítica día a día cuando
nuestros pacientes vienen a relatarnos sus “novelas familiares” desde el
Discurso Amo de mamá y/o papá, sin muchas veces escuchar-se que en ese relato
prácticamente “nada cierra”.
La
adhesión y devoción hacia un proyecto político y sus líderes por parte de una
masa obedece sin dudas a cuestiones ideológicas que no necesariamente
transcurren con exactitud por los mismos andariveles de las leyes del
inconsciente que guían la clínica freudiana. La alienación y la conciencia en
sí o para sí como fenómenos del campo de la ideología (tempranamente
“descubierto” por Marx llegando a mediados del Siglo XIX) no siempre se
desenvuelven en los mismos términos del Inconsciente freudiano. Marx tomó un
Sujeto escindido, alienado, integrante de una clase social, un particular de un
Universal. Freud, un Sujeto escindido, alienado, abductivo, más singular (“uno a uno”) que particular.
Sin embargo, el discurso y sus efectos puede a veces encontrarse como fenómeno de
subjetivación en el campo de la clínica analítica y la ideología y la política.
Y vaya si el “Relato” (término acuñado casi como franquicia propia por el
“Proyecto” que gobierna nuestro país desde el año 2003) y el Fetiche tantas veces no suelen jugar sus
cartas en el campo de las ideas en la lucha de clases, y también en nuestros
divanes y consultorios.
Si
algo ha sido cristalizado y fetichizado por el llamado “Proyecto Nacional y
Popular” son los derechos humanos como marca registrada y exclusiva de este Modelo, tomando como acto fundacional
–también fetichizado- la célebre bajada del cuadro de Videla por parte del
extinto ex Presidente Néstor Kirchner ( “Padre” totemizado del Modelo) en el
Liceo Militar, el 24 de Marzo del año 2004, con motivo de la primer
conmemoración del Golpe genocida del año 1976 por parte de la gestión
presidencial kirchnerista.
A
partir de dicho acto fundacional, seguido por la anulación de las llamadas
“leyes de impunidad” (Punto Final y Obediencia Debida sancionadas en el
Gobierno de Alfonsín) que abrió la instancia de reapertura de juicios a
genocidas (cabe mencionarse que la epopeya anulatoria de dichas leyes se
interpuso para anular los tratados internacionales de extradición para que los
genocidas sean juzgados de manera más “expeditiva” fuera del país) más la
cooptación de la mayoría –por suerte no todos- de organismos “históricos” de
derechos humanos, el fetiche “derechohumanista” se instaló como moneda
corriente del régimen actual.
Curiosamente,
en los últimos años, el Gobierno de “los derechos humanos” optó por poner al
frente del turbio Ejército Argentino a un General de dudosa procedencia, César
Milani, quien se vio
obligado a renunciar a su cargo a finales de Junio de este año antes las
evidencias judiciales sobre su participación en la represión durante la
dictadura militar. Hasta que su
nombre cobró notoriedad pública, no resultaba ser un emblema del genocidio en
nuestro país. Al momento de cobrar una mayor notoriedad pública el nombre de
Milani, comenzaron a surgir distintas denuncias vinculadas a su participación
en crímenes de lesa humanidad durante la dictadura genocida en nuestro país, e
inclusive en sus prolegómenos. Se hizo pública una denuncia del Informe “Nunca Más” de la Provincia de La
Rioja del año 1984, donde el General César Milani fue acusado por Alfredo
Oliveran, ex detenido desaparecido, de haber allanado su domicilio junto a un grupo de tareas en el año 1977, y
consiguientemente detenido e interrogado con métodos convencionales de tortura
en un Juzgado Federal de La Rioja.
Las
tropelías represoras de Milani no comenzaron ahí. El hijo del extinto genocida
tucumano Antonio Bussi, en una carta dirigida al diario La Gaceta con fecha 18
de Julio de 2013, reconoció que el Jefe del Ejército “nacional y popular” era “uno de los subordinados más comprometidos
con mi padre” durante el Operativo
Independencia del año 1975 en Tucumán, el cual como se sabe fue el “ensayo
general” para la dictadura sanguinaria iniciada con el golpe del 24 de Marzo.
Sin
embargo, su prontuario tampoco se acaba allí. El caso más emblemático de su
participación en la dictadura fue la desaparición en el mes de Junio 1976 del conscripto Agapito Ledo (quien fuera
señalado por informes de inteligencia de la época como militante de una
organización aparentemente vinculada con el PRT) mientras prestaba tareas en el
Servicio Militar bajo las órdenes de Milani. En la causa abierta por los
familiares de Ledo se puede comprobar un acta fraguada por el actual Jefe del
Ejército donde deja constancia que Ledo fue un “desertor” durante sus
actividades como conscripto. El “desertor” Ledo nunca más apareció. Al día de
la fecha, ningún funcionario de organismo alguno gubernamental, ni la señora
Estela de Carlotto, ni Hebe de Bonafini se han dignado a recibir las denuncias
de los familiares de Ledo. Las únicas “Madres” que acompañan públicamente la
lucha por el esclarecimiento de la desaparición del conscripto han sido Nora
Cortiñas y Elia Espen (más las organizaciones no “oficialistas” nucleadas en el
Encuentro Memoria, Verdad y Justicia).
Como
corolario, no resulta menor señalar que el General Milani aparece en un listado
publicado en un Dossier de la Revista Veintitrés en el año 2010 –previo a su
designación como Jefe del Ejército- junto a decenas de nombres, como “agente de
inteligencia” del temible Batallón 601 del Ejército durante la dictadura
militar. Lo tragicómico resulta ser que la Revista Veintitrés no integra
ninguna “corpo” de la “Opo” (como Clarín o La Nación) sino el Grupo Veintitrés,
dirigido por el empresario mediático Sergio Szpolski, que si algo se ha
caracterizado en todos estos años es en haberse presentado como la “Corpo”
oficialista en el campo de los medios de comunicación (Tiempo Argentino, CN23,
El Argentino, Infonews). Evidentemente para las épocas de la publicación del
Dossier de la Revista Veintitrés todavía “Milani” no resonaba como lo
“escabroso” que resuena hoy, sino sin lugar a dudas algún “filtro” se hubiera
activado a la hora de decidir publicar el Dossier.
Claro
está que ante tamaño prontuario, la férrea defensa y sostenimiento de Milani
por parte del Gobierno de “los derechos humanos” y la mayoría de sus militantes hasta horas antes de su
“renuncia” radica más en las funciones garantizadas por el otrora
genocida en estos últimos años (que han quedado de relieve ante la muerte del
fiscal Nisman en el mes de enero): un aparato de inteligencia “propio” y “del
palo”, encargado de espiar opositores, jueces y sobre todas las cosas
organizaciones sociales y política no cooptadas.
Cabe
además resaltar que, aún
con Milani “renunciado”, casi un tercio de los integrantes del Gabinete
de Ministros del Gobierno de “los derechos humanos” que también se ufana de
denunciar la “complicidad civil con la dictadura” ha sido cómplice o
directamente partícipe de la dictadura. Héctor Timerman, actual Canciller y
Ministro de Relaciones Exteriores del Gobierno Nacional, dirigía en los tiempos
previos, durante y posteriormente al golpe del 24 de Marzo, el diario
vespertino La Tarde, que en sus tapas reivindicaba “el aniquilamiento de la
subversión” y en los días del golpe festejaba la “reorganización nacional”.
Timerman –junto a los ejecutivos de los principales diarios, entre ellos
Clarín, desde luego- fue recibido con honores en la Casa Rosada por el propio
General Videla el 1 de Abril de 1976, a una semana de consumación del golpe.
Además,
Carlos Tomada, actual Ministro de Trabajo revistió como Director de Relaciones
Laborales durante toda la dictadura militar –había sido designado en el
Gobierno de Isabel Perón- en la ya desaparecida Empresa Líneas Marítimas
Argentinas (ELMA); tal era la fidelidad que debe haber jurado Tomada al
Gobierno de Videla que fue gratificado en octubre de 1976 con el nombramiento
de representante oficial del Gobierno de facto en la 62 Reunión Marítima de la
OIT a realizarse en Ginebra, firmado por puño y letra de Videla en el Boletín
Oficial 23.509 (12/10/76).
Como dice el refrán, “no hay dos sin tres”. En
homenaje al “Nombre –y apellido- del Padre”, Kirchner, pero Alicia, hermana de
Néstor, cuñada de la Presidenta, Ministra de Desarrollo Social de la Nación.
Evidentemente “Alicia” se encontraba en el “País de las Maravillas” durante la
dictadura militar genocida. Ocupó en los siete años que duró “el Proceso” el
cargo de Subsecretaria de Asuntos Sociales de la intervención de facto en la
Provincia de Santa Cruz. Ya es conocida por todos cuál fue la política en
“asuntos sociales” de la Junta Militar en el interior del país. Nobleza obliga,
a diferencia de Tomada, “Alicia” no borró en su CV de la Web del Ministerio
dicho cargo.
Podemos
dejar de lado por no revestir un cargo “oficial” o ministerial a quien es desde
hace décadas Secretario General del gremio de la construcción (UOCRA), Gerardo
Martinez, “Gerardo” como gusta llamarlo la Presidenta “en vivo” en tantos actos
oficiales compartidos con la Cámara Argentina de la Construcción, quien fue
agente civil del Batallón 601 también durante la dictadura y hace años es uno
de los dirigentes sindicales más fieles y leales al Gobierno Nacional.
No
parece poca cosa que en el Gobierno de los “Derechos Humanos” tres de sus ministros
hayan sido colaboradores o directamente funcionarios de la dictadura de Videla
y compañía, y su ex
Jefe del Ejército directamente parte del aparato represivo ejecutor de crímenes
de lesa humanidad, y uno de sus sindicalistas más cercanos, agente de inteligencia
del Grupo de Tareas más sanguinario del Ejército durante los años más
sangrientos. Lo descripto en este apartado está por demás comprobado con
testimonios y documentación, pero por los ritmos de la economía procesal de
todos los “partidos judiciales” (oficialistas y opositores) nunca han llegado a
procesamientos y condenas.
Ante
la evidencia, el honesto militante o adherente al Gobierno “de los derechos
humanos” –dejamos de lado a aquel que es consciente sobre todas estas
responsabilidades pero sigue firme en el encubrimiento- solía quedar atónito y
desairado. Como los niños de la tribu hopi
que descubren que los katcina son
adultos con máscaras. Como el niño que descubre que la niña –y por lo tanto su
madre- no tiene pene. Todavía no aflora ninguna renegación (que no es estrictamente un mecanismo de defensa sino de
protección) sino, en palabras de Freud, el mecanismo de defensa más arcaico: la
negación, la Verneinung: “No puede
ser…es una mentira de Lanata y de Magnetto… son los troskos funcionales a
Clarín y la derecha” y toda una serie de diatribas que se orientan a negar
lo innegable y evidenciable, que pone el peligro al indestructible Relato y
andamiaje simbólico-imaginario del Gobierno “de los derechos humanos”,
sostenido en Gran Otro del padre –muerto- totemizado y la Madre completa no
castrada.
Cuando
la Verneinung
se muestra incompetente e impotente ante la evidencia, surge ahí la imperiosa
necesidad de un ejército de fetiches, vértices irrompibles en el “Ya lo
Sé pero Aún Así..” que es el himno de cabecera en la Verleugnung que referenciamos en Freud y Mannoni,
frente al repudio del niño a la castración de su Madre. El fetiche que
“completa” a mamá puede ser variado: los Pañuelos de las Madres, la imagen de
“ÉL” bajando el cuadro de Videla -para no desviarnos omitimos algún comentario
sobre la dudosa trayectoria del matrimonio presidencial durante la dictadura,
que desarrolló su actividad letrada más orientada a las ejecuciones
hipotecarias del tristemente célebre decreto 1050 que en la presentación de
Habeas Corpus en favor de militantes desaparecidos- , los museos en la ESMA, las fotos de
los desaparecidos, entre otras.
Además
del plano imaginario del fetiche, en el registro de lo simbólico y el discurso,
el Ya lo Sé pero Aún Así” de la Verleugnung en el discurso puede ser variada. Tomemos algunos ejemplos que solíamos escuchar hasta no
hace mucho:
“Ya lo Sé –que Milani fue un represor- pero aún así –defiende el
Proyecto Nacional y Popular-.
“Ya lo Sé –que Milani fue un represor- pero aún así –se abraza con
Hebe-“
“Ya lo Sé –que Milani fue un genocida- pero aún así –banca a Cristina-“
A
sabiendas que la renegación y el fetiche suelen prevalecer en las perversiones,
cabe aclarar que estamos a un abismo de soslayar una acusación sobre presuntas
“perversiones” en la masa de individuos que se valgan de este sistema de
protección, esta Verleugnung, o del “Ya lo Sé pero Aún Así”. En primer lugar, sería corrernos de la
singularidad en la estructura y sobre todas las cosas en transferencia, cayendo
en un reduccionismo brutal y en una aplicación extra clínica de las categorías
del psicoanálisis. Los fenómenos que pueden emular diversos mecanismos
psíquicos de estructuras determinadas (neurosis, psicosis, perversiones) en el
campo de la política y la lucha de clases representan una ínfima porción a la
hora de comprender ciertos procesos, como en este caso, la creencia en un gobierno que se vanaglorie ser “de los derechos
humanos” cuyos principales exponentes y funcionarios cuentan con un prontuario
en la dictadura militar. Sin contar además que el psicoanálisis sacó a las
perversiones del plano acusatorio moral para ubicarlo, nosológicamente, como
una posición subjetiva –entre otras- por la cual el Verleugnung del “Ya lo Sé pero Aún Así se impone como
el mecanismo prevalente frente a la castración de la Madre y el fetiche deviene
en falo materno.
Siguiendo con la emulación, para el caso del honesto “creyente” en el
Proyecto, asumir la brutal contradicción de guardar entre las propias filas
generales genocidas y funcionarios procesistas, y sortearse Verneinung y Verleugnung podría conllevar al terrorífico riesgo que la Jefa Mamá Completa baje del Olimpo para engrosar la lista de los
mortales, de los y las castradas y que consiguientemente ese Otro por el que
durante tanto tiempo ofreció y puso una, dos mejillas y hasta la cara entera se
precipite y derrumbe como un castillo de naipes. A esta altura, ya no hay fetiche,
“pañuelos”, “cuadros bajados” que puedan tapar agujero alguno. No muy distinto
a la cara de azoramiento y frustración del prepuber hopi a quien se le revela que entre los katcina estaba su padre enmascarado y que su madre en lugar de
haber sido una “salvadora” resultó también ser una embustera.
Tomamos como propias para concluir un pasaje del artículo en cuestión de
Octave Mannoni, destacando el “Ya lo Sé
pero Aún” como condición necesaria para cualquiera que esté dispuesto a ver
un buen espectáculo de teatro plagado de ilusiones.
“El espectador adopta, ante los juegos de los
ilusionistas, la actitud del perfecto incrédulo, pero exige que “la ilusión”
sea perfecta, sin que se pueda saber quién debe ser engañado; en el teatro
acontece algo semejante…, o se ha imaginado la fábula del espectador ingenuo y
crédulo que toma por realidad lo que ocurre en el escenario…”
Hernán Scorofitz
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