jueves, 14 de febrero de 2013

EL "POSITIVISTA" FREUD





SECCIÓN DE-BATES

No son pocas las veces que algún avispado y autoproclamado probo en algún área de "algo", pretende achacarle al psicoanálisis freudiano una carencia de cientificidad en todo lo referente a su episteme y práctica clínica (la única que se condice con el legado freudiano por fuera de la "aplicación" en cualquier otra área). Suelen pulular sobre todo en ámbitos académicos, pasillos de congresos y círculos de "divulgación científica". 

Lo curioso, cómico (y por momentos trágico) resulta ser que el propio Freud, si bien siempre defendió lo que en líneas generales podríamos entender como "cientificidad" de la práctica psicoanalítica, nunca se propuso "fundar" una ciencia, si bien tampoco la elevación del inconsciente rescatado por el Maestro de las tinieblas subterráneas del misticismo -sugiero leer http://unrojodivan.blogspot.com.ar/2013/02/sigmund-freud-y-carl-jung-un-amor.html - como presunto "objeto de estudio" tampoco pretendió convertirse en una Weltanshaung.

Quizás hoy, si al cruzarse con algún supuesto encumbrado epistemologo empapado de trazas neopositivistas que lo acusara "en vivo y en directo" de "no haber fundado ninguna ciencia", lo más probable es que Freud hubiera respondido -con cierta sobriedad y altura-, "tiene razón Ud., Herr", para posteriormente saludarlo  amablemente, darse vuelta y seguir su marcha. Casi un siglo tuvo que pasar para poder delimitar ciertos campos y discriminar una "ciencia" de una "praxis" (científica, claro) como el psicoanálisis.

Seguramente que la sobriedad sarcástica que nos aventuramos a proyectar en Freud en el dialogo imaginario del párrafo anterior no hubiera sido del todo fácil adoptarla a finales del Siglo XIX, en los albores del psicoanálisis, cuando no era tan fácil afirmar ante la "comunidad científica" de época que las causas de determinadas conductas un tanto "inexplicables" escapaban a determinaciones cerebrales (falladas) o a desviaciones impúdicas y carentes de toda moral victoriana.  

Hacía poco nuestro Maestro ya había abandonado los estudios científicos sobre la cocaína -sugiero leer http://unrojodivan.blogspot.com.ar/2013/01/si-freud-tomo-cocaina.html ) - , además de su consumo.  
Al inicio del último lustro del Siglo "romantico", ya se había ganado cierto renombre en los círculos académicos (lo cual no siempre es bueno) gracias a sus investigaciones -junto a su amigo "consejero", el médico austríaco Josef Breuer y su maestro Charcot- sobre la vedette clínica de esos -y estos- días, la Histeria, que sacudiría los cimientos de la clínica psiquiátrica con toda su fenomenología (las parálisis, los ataques de ira, desmayos, etc.) 
 
Insistimos, no era fácil divorciar las parálisis histéricas de las típicas parálisis cerebrales con etiología y base orgánica cerebral. Separarlas, divorciarlas, podría resonar a herejía entre sus colegas. De hecho, así se lo hace saber en una carta a Fliess (Nº 27), no casualmente días antes que comenzara a escribir, en 1895, su Proyecto de Psicología para Neurólogos.  "La psicología es realmente un calvario...Realmente yo solo quería explicar la defensa; pero me encontré explicando algo que pertence al núcleo mismo de la Naturaleza. He tenido que elaborar los problemas de la cualidad, el dormir, la memoria: en suma, la psicología entera".

De hecho, en la Introducción del Proyecto -y seguramente un tanto "condicionado" por las circunstancias-, para no remover el avíspero, el Maestro dejaría en claro que "...la finalidad de este Proyecto es la de estructurar una psicología que sea una ciencia natural; es decir, representar los procesos psíquicos como estados cuantitativamente determinados de partículas materiales especificables, dando así a esos procesos un carácter concreto e inequívoco..."

Queda a la especulación aventurada de cada uno si las palabras de Freud, dede una visión un tanto intrigante, se orientaban en ese sentido cual Caballo de Troya que obligaría a bajar la guardia "cientificista" para desembarcar a "El Inconsciente" en los Sueños del año 1900, o si realmente emanaba todavía de su literatura una fuerte pregnancia positivista, a pesar que en el texto ya se avizoraba conceptualmente la irrupción del aparato psíquico. Cabe mencionar, para clarificar el plano de las especulaciones, que Proyecto fue publicado recién en 1950, once años después del fallecimiento de Freud.

Hasta aquí, podríamos intentar convencer sobre la cientificidad del por entonces naciente psicoanálisis al "cientificista" de ocasión que ponga en duda los orígenes "científicos" de nuestra práctica analítica. De hecho, muchas veces se suele acudir al Proyecto para pretendidamente -y a veces con cierta torpeza- dar cuenta que la cuna del psicoanálisis no fue un cuento de hadas ni el producto emanado de un repollo sino más cercana a tubos de ensayo, partículas y laboratorios.

Sin embargo, una publicación de 1891 del "joven" Freud sobre La Afasia  -cuatro años antes de su Proyecto-no solo da cuenta sobre la mirada "biologicista" del Maestro, sino por sobre todas las cosas, poniendo una lupa refinada, hasta sienta las bases sobre el concepto del Inconsciente, presentado en sociedad en 1900 con la Interpretación de los Sueños y -felizmente- rescatado por Jacques Lacan en su notable y subversivo Informe de Roma de 1953.

Como bien lo destaca el Prólogo del Profesor E. Stengel en la Edición de 1953 (cuando aparece por primera vez la traducción al inglés) , influido por uno de los más destacados neurólogos de la época, el inglés John Hughlings Jackson, Freud destaca: "Al evaluar las funciones del aparato del lenguaje en condiciones patológicas estamos adaptando como principio rector la doctrina de Hughlings Jackson, según la cual todos estos modos de reacción representan casos de retrogresión, desinvolución, de un aparato sumamente organizado, y corresponden, por tanto, a estados previos de su desarrollo funcional. Esto significa que, en cualquier circunstancia, un ordenamiento de asociaciones que, por haber adquirido posteriormente, pertenece a un nivel de funcionamiento, se perderá, mientras que los ordenamientos más recientes y simples se mantendrán. Desde este punto de vista, es posible explicar gran número de fenómenos afásicos".

Destacamos retrogresión (del alemán Rückbildung) independientemente de su traducción. En realidad, en honor a una comprensión conceptual, correspondería traducir a la regresión como fenómeno psíquico. No conforme, podemos además sorprendernos como el término "función" y "aparato del lenguaje" prácticamente como Amo y Señor del "aparato psíquico"  que muy pocos años después ingresaría al Olimpo de los Dioses del Inconsciente para no irse nunca más.

Cabría preguntarse por qué tantos "freudianos" salieron a rasgarse sus impolutas vestiduras cuando en el "Discurso de Roma" pronunciado el 26 de Septiembre de 1953 -que hacemos referencia líneas arriba-, Lacan baja a la tierra su Función y Campo de la Palabra (que no pudo ser oportunamente pronunciado en el Congreso de Psicoanalistas de Lenguas Romances debido a su sustancial longitud) y lanza una bomba que hasta el día de hoy resuena y repiquetea con sus esquirlas en el campo del psicoanálisis: "El Inconsciente está Estructurado como Lenguaje".

"Volvamos a Freud", dijo justamente Lacan en 1953 cuando se separa del atolladero en que se encontraba el Inconsciente (y la práctica analítica) convertido en un crisol sobreabundante de imágenes "arcaicas" proyectadas e introyectadas. Pareciera que ese "retorno a Freud" que Lacan -no gratuitamente para él- propuso, y nos propuso, no se remitía solamente a la obra "madura" del Maestro. El "positivista" Freud de La Afasia ya estaba presente en el pretendido retorno y salvataje de Lacan.

Casi como homenaje a una boutade de Napoléon, a veces nos olvidamos que -seguramente- sin ponerse colorado, dos veces a lo largo de su obra (una en 1912 y la otra en 1924) nuestro Maestro afirmara que "la anatomía es el destino". Estaríamos casi en condiciones de afirmar que en los últimos años algunos notables analistas se han tomado muy en serio la "predicción" de Freud.























 
 

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